Los trabajadores están desprotegidos. No tienen quien los represente producto de la discrecionalidad con la que se aprueba la constitución legal de estas organizaciones bajo estrictas directrices oficialistas.
Solo es un nombre más en la lista
que sigue creciendo. Pero para Camilo Durán es mucho más que eso. Hace un mes y
medio se quedó sin trabajo. Fue víctima de la política de reducción de personal
de la que se había librado en tres oportunidades. Su padecimiento no es
exclusivo. Es más común de lo que parece y se representa en cifras dramáticas:
más de tres millones de personas engrosarán la estadística de desempleo en el
país al cierre de 2016.
Se trata de números muy distintos
a los que presenta el Instituto Nacional de estadísticas (INE). “En su página
reflejan un índice de un solo dígito: 7%”, indicó Froilán Barrios, presidente
del Movimiento Laborista e integrante del Frente Autónomo del Salario y el
Sindicato (Fadess). “Pero eso es mentira”.
Es un señalamiento que sustenta
con los trabajos investigativos de diversas consultoras y universidades que
dejan en evidencia que al menos 20,83% será la tasa de desempleo en Venezuela
al final del año.
Las cifras en materia laboral son
inéditas. “Primera vez en la historia republicana que tenemos una situación tan
deplorable”. De los 14 millones 400 mil habitantes que están edad
económicamente activa, 45% está en la informalidad. No tienen otra opción. “Los
jóvenes se gradúan de la universidad y no saben qué hacer. La economía formal
está cerrada con tantos controles. Por eso es que se van del país”. 98% de las
familias conoce a alguien cercano que se decidió por el exilio.
DICTADURA SINDICAL
La aprobación de la Ley Orgánica
del Trabajo en 2012 como uno de los últimos instrumentos avalados por el
presidente fallecido Hugo Chávez a través de su poder habilitante, desvirtuó la
actividad sindical en el país. Los trabajadores están desprotegidos. No tienen
quien los represente producto de la discrecionalidad con la que se aprueba la
constitución legal de estas organizaciones bajo estrictas directrices
oficialistas.
Solo aquellos sindicatos que se
colocan como apellido palabras como “bolivariano”, “socialista” o
“revolucionario”, son admitidos en el Registro Nacional de Organizaciones
Sindicales (Renos) que es controlado por las autoridades de las Inspectorías
del Trabajo. “Es una alcabala que violenta el convenio 87 de libertad sindical
de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) firmado por Venezuela”.
Esto ha significado que en cuatro
años solo 10% de entre 800 y mil sindicatos hayan podido legalizarse.
La afectación para los
trabajadores es amplia. No se pueden discutir contratos colectivos si un
sindicato no está vigente, y tampoco tienen la facultad de representar al
personal ante cualquier querella en la Inspectoría. “El Gobierno ha producido
un estallido del sistema de relaciones de trabajo en Venezuela. No es
tripartito, no hay diálogo entre patrono, Estado y trabajador”. Eso lo
evidenció Camilo Durán durante sus últimos dos años en la empresa para la que
laboraba, no hubo manera de que la situación mejorara sin la participación de
todas las partes, el resultado es solo estadística.
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