Las situaciones más críticas, según dijo la gobernadora Campos, se presentan en Boa Vista, la capital regional, y Pacaraima, la localidad más cercana a la frontera con Venezuela.
El Gobierno brasileño ratificó
este martes que evaluará la situación de cerca de un millar de venezolanos que
han atravesado la frontera para instalarse en el estado de Roraima, en el norte
del país, cuyas autoridades pidieron apoyo para atenderles.
El ministro de Justicia,
Alexandre de Moraes, recibió en Brasilia a la gobernadora de Roraima, Suely
Campos, quien solicitó auxilio financiero del Gobierno federal para atender las
necesidades de los inmigrantes que llegan desde el país vecino.
Según datos oficiales del
Ministerio de Justicia, desde enero pasado han ingresado a Brasil por Roraima
unos 1,800 venezolanos, que han solicitado asilo o refugio alegando diversas
razones, que hasta incluyen unas supuestas persecuciones políticas.
La gobernadora Campos admitió que
hay cifras que son imprecisas, pero aseguró que en realidad hay “muchos más”
ciudadanos del vecino país instalados en Roraima y que precisan una atención
especial, pues generan demandas que las autoridades no pueden atender.
El Ministerio de Justicia
ratificó que tiene previsto enviar una comisión que visitará la región la
semana próxima y evaluará la situación, para luego decidir qué tipo de
asistencia será prestada tanto a los venezolanos como a las propias autoridades
de Roraima.
Las situaciones más críticas,
según dijo la gobernadora Campos, se presentan en Boa Vista, la capital
regional, y Pacaraima, la localidad más cercana a la frontera con Venezuela.
Boa Vista es una ciudad de unos
320,000 habitantes, situada a 200 kilómetros de la frontera con Venezuela y
tiene en el comercio su principal actividad económica.
Al otro lado de la frontera, a
230 kilómetros, se ubica Santa Elena de Uairén, una ciudad que mantiene desde
hace décadas un intenso movimiento comercial con el norte de Brasil, que ahora,
con la crisis venezolana, se ha incrementado pero en una sola dirección.
Según las autoridades de Roraima,
en lo que va de este año unos 30,000 venezolanos, que llegaban hasta de
Caracas, han cruzado la frontera y regresado luego a su país tras adquirir
desde alimentos o productos de higiene y limpieza que escasean en Venezuela.
Aunque pudiera ser una bendición
para esa empobrecida zona del norte de Brasil, la voracidad de los venezolanos
a la hora de comprar ha generado por momentos una falta de productos en algunas
ciudades de ese estado, poco acostumbradas a tal intensidad de ventas, explicó
la gobernadora Campos.
Roraima está enclavado en la
Amazonía, es uno de los estados más pobres de Brasil y también el menos
poblado, con unos 520,000 habitantes de los cuales poco más de la mitad se
concentra en Boa Vista.
La capital regional, que tiene
elevados índices de miseria y de criminalidad, es abastecida sobre todo por
carretera desde Manaos, a unos 780 kilómetros al sur y principal polo
industrial y económico de la región amazónica en Brasil.
Según la gobernadora de Roraima,
la situación es más precaria en Pacaraima, donde aseguró que hay muchos
venezolanos que duermen en las calles y no tienen cómo garantizar su
subsistencia, lo que eleva el gasto en servicios como salud y asistencia
social, en tiempos en que Brasil está en medio de un duro ajuste fiscal.
Campos también sostuvo que el
aumento de personas que viven en las calles ha aumentado la inseguridad en esa
zona del norte de Brasil, que ya sufre con elevados índices de delincuencia.
La violencia en Roraima se
expresó en los últimos días también en la Penitenciaria Agrícola de Monte
Cristo, de Boa Vista, donde una reyerta entre presos ocurrida el pasado domingo
dejó diez muertos.
Ese asunto fue tratado durante la
reunión con el ministro de Justicia, al que las autoridades de Roraima también
solicitaron apoyo financiero para la construcción de un nuevo penal, a fin de
reducir los elevados niveles de hacinamiento de esa prisión.
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