March 21, 2025

Comienza audiencia contra parientes de Maduro acusados de narcotráfico








Si en la primera década de este siglo hubo avances que sacaron de la pobreza a 100 millones de personas, las aspiraciones de esta década llegan del costado de la seguridad y la estabilidad o del hastío de la corrupción.












La satisfacción con la democracia está "en declive" en América Latina, con caídas pronunciadas en Brasil, Chile, Uruguay y Venezuela, y algo más de la mitad de la población preferiría "más orden" aunque se recorten libertades, según el sondeo Latinobarómetro 2016, difundido hoy en Buenos Aires.

Por cuarto año consecutivo, el apoyo a la democracia en Latinoamérica no solo no mejora sino que baja dos puntos porcentuales, hasta situarse en el 54 % de media entre los 18 países que abarca el estudio.

Aunque se trata de una tendencia que afecta al mundo en general, en la región se deja notar con especial fuerza en Brasil, donde el apoyo a la democracia cayó 22 puntos tras un año marcado por el juicio político a la expresidenta Dilma Rousseff.

También registran descensos graves en Chile, con una bajada de 11 puntos, Uruguay, con ocho, y Venezuela, con siete, al igual que en Nicaragua (-7) o El Salvador (-5).

La insatisfacción repercute en un aumento de los "instintos autoritarios", según apuntó hoy Marta Lagos, directora de Latinobarómetro (corporación sin ánimo de lucro con sede en Chile), durante la presentación internacional del estudio en Buenos Aires.

"El 52 % (de los encuestados) quiere que la sociedad sea ordenada aunque se limiten las libertades", algo que, aunque hoy no tenga un reflejo político directo, indica que la democracia "no ha espantado el fantasma autoritario" en la región, en opinión de Lagos.

La desconfianza hacia los gobernantes y las instituciones de la democracia va más allá de los colores políticos y supera la idea de que la izquierda está en retirada en América Latina.

"Hay un cambio de actitud de la población" y en lo que "demandan" los ciudadanos a sus Gobiernos que "América Latina no ha sabido interpretar", indicó Lagos.

Si en la primera década de este siglo hubo avances que sacaron de la pobreza a 100 millones de personas, las aspiraciones de esta década llegan del costado de la seguridad y la estabilidad o del hastío de la corrupción.

"Tenemos una sociedad que se está abriendo y los gobiernos no están respondiendo, siguen respondiendo a los problemas clásicos" como educación y sanidad, pero "lo que era tolerable ayer es intolerable hoy", agregó la experta.

No obstante, aún hay un 20 % de latinoamericanos que solo hacen una comida al día, siete de cada diez en el caso de Venezuela.

Además, los ciudadanos tienen la percepción dominante de que se gobierna solo para unos pocos, lo que lleva a la gente a salir a la calle en países como Argentina, Venezuela o Brasil.

Para Lagos, la región no está exenta de vivir el fenómeno del "trumpismo", es decir, que al igual que ha ocurrido en Estados Unidos con el candidato presidencial republicano, Donald Trump, aparezca un actor de "fuera del sistema" que capture el descontento.

En algunos casos, la pérdida de la confianza registrada este año llega incluso al propio tejido social, que se resquebraja cuando los encuestados responden que tampoco tienen "confianza interpersonal", como en el caso de Brasil.

Esto, en opinión de la directora del Latinobarómetro, es aún "más grave" que cualquier crisis política.
El informe también señala una paradoja: pese al descontento con la situación de sus países, el nivel de "satisfacción" de los latinoamericanos con sus propias vidas es uno de los más altos del mundo.

"La gente tiene la capacidad de estar feliz a pesar de los desastres, está feliz en el momento en que América Latina está más en retroceso", detalló Lagos, pero ese es un "capital que nadie usa".

El estudio también muestra que la delincuencia y la violencia -con la intrafamiliar como el tipo más dañino- son percibidas como principales problemas en la mayoría de los países.

Junto a ellas, el otro gran foco de preocupación de los latinoamericanos son las dificultades económicas como el desempleo, la inflación o la pobreza.

La corrupción se coloca en primer lugar de la agenda en Bolivia y en segundo lugar en Brasil (por detrás de la salud), Chile y Perú.

El Latinobarómetro 2016 también muestra un cambio en la forma en la que los habitantes de la región se informan sobre política.

Mientras que la confianza en los medios tradicionales continúa en caída y disminuye, incluso, la que se deposita en familia y amigos para informarse, aumenta notablemente el uso de internet y redes sociales, con Facebook, Twitter y Youtube a la cabeza.

El estudio se realizó a través de unas 20.000 encuestas, realizadas cara a cara en 18 países entre mayo y junio de 2016.

El mes pasado, el general venezolano Néstor Reverol fue encausado en Estados Unidos de cargos de aceptar sobornos por avisar de las redadas a traficantes de cocaína. La fiscalía federal sostiene además que él permitió la salida de cargamentos de cocaína de Venezuela y que devolvió a traficantes dinero confiscado de la droga a los narcotraficantes.

Al día siguiente, el presidente Nicolás Maduro nombró a Reverol ministro de Justicia de Venezuela. Maduro dijo que los cargos de droga de EEUU no eran más que una conspiración.

Al menos dos informantes de la Administración para el Control de Drogas (DEA) en el caso de los sobrinos fueron asesinados después de los arrestos, de acuerdo con documentos judiciales y el testimonio personal de personas familiarizadas con la situación.

La tía de los dos hombres y esposa de Maduro, Cilia Flores, es una abogada e influyente diputada, así como ex presidenta de la Asamblea Nacional. Ella fue además la abogada del entonces encarcelado Hugo Chávez antes de que este asumiera la presidencia y encabezara una revolución socialista en Venezuela.

El arresto de los sobrinos de Flores tuvo lugar en un momento en que el gobierno de Maduro está batallando para mantenerse en el poder durante una crisis humanitaria y económica marcada por la escasez general de alimentos y medicinas. Más de un millón de personas se reunieron en el centro de Caracas la semana pasada en una manifestación exigiendo su partida.

De acuerdo con documentos judiciales, Campo dijo que ellos planeaban recibir la cocaína de manos de rebeldes colombianos. Al preguntarle por qué se había involucrado en el negocio, Flores dijo: “Para hacer dinero”. Flores dijo que el negocio tenía un valor total de $5 millones, de los que él esperaba recibir $560,000.

“Campo declaró además que él podía haber sacado muy fácilmente las drogas del aeropuerto debido a quién él es, y debido al acceso al aeropuerto que tiene”, escribieron agentes de la DEA en un informe detallando la supuesta confesión. El aeropuerto al que se refieren es el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar International en Maiquetía, en las afueras de Caracas.

Un abogado de Campo no respondió a una solicitud de que comentara al respecto.


De acuerdo con los documentos, Flores dijo que los guardaespaldas de ellos dos sabían del supuesto cargamento de drogas y los iban a ayudar a cargar las drogas, pero que fuera de ahí ellos estaban actuando por su cuenta. Campo dijo que si él decía a alguien en su familia lo que estaba haciendo “lo iban a matar”.
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