Dubelys de Montilla asegura que un médico del Hospital Dr. Rafael Urdaneta le practicó un aborto a su hija. Denuncia además que la higiene del centro de salud es deficiente y que no hay insumos
Dubelys de Montilla se encontró
con un charco de sangre cuando entró en la habitación donde estaba internada su
hija de 15 años, Dailin Montilla. La operación había salido bien y solo
esperaban que finalizara la recuperación para que dieran de alta a la
adolescente del Hospital Dr. Rafael Urdaneta, en Calabozo.
Pero por cosas de la vida – como
lamenta Dailin – Dubelys tenía enfrente aquel líquido que simbolizaba la
pérdida de quien pudo ser su tercer nieto. Delante también estaba el doctor que
ambas acusan como responsable.
— Le estaba haciendo un tacto
vaginal — explicó el médico.
— ¿Para qué si no era necesario?
Ella no estaba sangrando ni nada — contestó Dubelys.
Entonces la madre enfurecida
intentó agredir al doctor, cuyo nombre no puede recordar. Los médicos y los
enfermeros tuvieron que retirar a la mujer de la habitación. Después volvió a
entrar cuando él ya no estaba, limpió a su hija y pidió hablar con la persona
que había hecho la operación.
Le mandaron a hacerle un
ecosonograma. Cuando se lo entregaron, vio que ya no existía rastro de un
posible nacimiento, como aparece en el estudio que le habían practicado
anteriormente.
La pérdida del hijo de Dailin
pasó en circunstancias que parecen surgidas de un relato de Franz Kafka o de
Julio Cortázar, como la mayoría de las cosas que suceden en Calabozo.
Durante la segunda semana de
agosto, Dailin sintió una débil puntada en el estómago que se volvió
insoportable. Sufría de fiebre y de fuertes dolores de cabeza. El viernes 12 su
mamá la llevó al Hospital Dr. Rafael Urdaneta.
Ese día le suministraron
calmantes y pudo dormir tranquila. El sábado le practicaron un ecosonograma, en
el que apareció que estaba embarazada. El mismo resultado obtuvieron los
médicos con la prueba del HCG (Hormona del embarazo).
Pero los doctores advirtieron a
Dailin y a Dubelys que el embarazo era ectópico, es decir, el bebé estaba
alojado fuera del útero. La adolescente debía ser operada de emergencia.
En ese momento Dailin sufría de
dolores tan intolerables que tambaleaba. Motivado a la escasez de medicamentos,
en el centro hospitalario exigieron a los familiares de la joven que
consiguieran los requeridos para realizar la intervención.
Dubelys pidió entonces a su
esposo que los comprara. No obstante, cuando fue al quirófano, ya estaban
ingresando a su hija.
— Doctora pero aún no he comprado
las medicinas — le dijo la madre a la médico encargada de la operación.
— Estas corren por mi cuenta. Es
un embarazo ectópico, así que es muy peligroso que le baje sangre. Ella no va a
aguantar un derrame — contestó la doctora.
Tras la operación — refiere
Dubelys — los médicos se dieron cuenta de que el problema no era un embarazo
ectópico, sino una apendicitis y dos quistes en el óvulo izquierdo, los cuales
fueron extirpados.
Dailin salió bien de la
intervención.
Hasta el miércoles, día en que el
doctor aplicó lo que ellas precisan como un tacto vaginal.
"El médico entró con el fin
de hacerme un tacto porque yo estaba sangrando poquito. Luego de que lo hizo,
me dijo que la matriz en la que se encontraba el bebé estaba abierta. Es decir,
que él mismo me lo sacó en ese instante. Me sacó a mi bebé cuando me hizo el tacto",
asegura Dailin.
Afirma además que el resto de los
médicos le dijeron que su hijo estaba en perfectas condiciones.
"Debo esperar un año o dos
para recuperarme y tener más fuerza (...) Estoy destrozada por la pérdida de mi
bebé. Más adelante Dios me sabrá recompensar".
Dailin apenas tiene 15 años de
edad y ya puede decir que perdió a un hijo, de lo que se aflige con precoz
instinto maternal.
La adolescente se hizo dos
ecosonogramas: en uno aparece que se encuentra embarazada y en otro, tras lo
ocurrido con el doctor, que ya no lo está.
Todavía no se explican lo que
pasó. Ni siquiera los médicos lo aclararon.
"Quería que justificaran lo
que sucedió con mi hija. Yo misma estoy sorprendida, porque vi la historia.
Para que usted vea. 'Los competentes", manifiesta Dubelys con ironía.
De acuerdo con el ginecólogo
Rafael Reyes, es imposible que a una mujer puedan practicarle un aborto a
través de un tacto. Por lo tanto, surgen las preguntas: ¿qué le hicieron
realmente a Dailin en el hospital? ¿Los diagnósticos que le dieron fueron los
correctos?
A pesar de que enaltecen la
profesionalidad de los trabajadores del centro de salud, exceptuando al doctor
que inculpan, Dubelys y Dailin reconocen que la higiene es deplorable. En las
habitaciones se ven ratones, cucarachas y chiripas. Los cuartos de basura
suelen estar hasta el tope y los pacientes deben llevar los medicamentos y el
material necesario para ser atendidos.
La adolescente y su madre viven
en Uverito, sector rural de Calabozo. Allí los días pasan lento ante el sol
llanero que baña de un intenso color naranja las casas y la tierra. La crisis
nacional aún no se ha robado los encuentros familiares: en el hogar de los
Montilla suelen comer cachapas mientras gozan de las conversaciones rebosadas
del talento para narrar del calaboceño. Pero la tristeza de haber perdido a
alguien se ve en los ojos de todos.
Fuente: EL NACIONAL WEB