El emblemático lugar fue inaugurado en 1975. Su primer dueño era un mexicano que se casó con una venezolana.
El dueño de El Tizoncito, un restaurante mexicano con 41 años de trayectoria, se ve en la necesidad de buscar alternativas para no bajar su santamaría
En el año 2007 el entonces presidente Hugo Chávez planteaba la idea de imponer un sistema comercial basado en el trueque. Años después y en medio de una grave crisis de desabastecimiento, a los venezolanos no les queda más remedio que intercambiar alimentos.
Tanto el ciudadano común como los comerciantes se han visto afectados. En un pequeño cartel del restaurante El Tizoncito, ubicado en el centro comercial Paseo Las Mercedes, Caracas, se puede leer "Trueque: 5 harina PAN por un plato mixto".
El emblemático lugar fue inaugurado en 1975. Su primer dueño era un mexicano que se casó con una venezolana.
Pero fue en el año 1985 cuando José Antonio Vidal compró el local para seguir con la tradición de vender comida mexicana. Afirma que, junto con su hija, han atendido el sitio con esmero y dedicación. No se imaginaron que para no cerrar las puertas del restaurante tendrían que acudir al trueque.
"Ni yo ni ningún venezolano pensamos que íbamos a llegar al trueque para poder conseguir los alimentos. Muchos se están haciendo ricos por la escasez", afirmó Vidal.
El dueño de El Tizoncito se ha visto en la necesidad de hacer trueque con el aceite, azúcar y otros rubros que hacen falta en la cocina. Los anuncios se pueden leer en la cartelera, pero muchos clientes piensan que bromea.
"Coloqué en la cartelera que cambio un plato de comida por harina de maíz porque es lo que me hace falta para la semana que viene. Ojalá que alguien me traiga algo para poder trabajar”, dijo.
Vidal afirma que han sido muy pocas las ofertas que recibe por el canje, a pesar de que el plato mixto tiene frijoles, tostadas, taco, enchilada y quesadillas, a un precio de 5.500 bolívares.
“Si una persona tiene un litro de aceite y una harina de maíz no me los va a cambiar porque tuvo que hacer un sacrificio enorme para poder conseguirlos, haciendo colas durante horas”.