Las protestas en Venezuela dejan ver a un país cada vez más radicalizado. Durante las movilizaciones del viernes, las dos mujeres compartieron sus opiniones antagónicas sobre Venezuela, el gobierno bolivariano y la salida a la crisis política y económica.
Las protestas en Venezuela dejan ver a un país cada
vez más radicalizado. Durante las movilizaciones del viernes, las dos mujeres
compartieron sus opiniones antagónicas sobre Venezuela, el gobierno bolivariano
y la salida a la crisis política y económica.
“Y va a caer/este gobierno va a caer”. A los 73 años,
Galarraga corea consignas mientras intenta atajar a los manifestantes más
jóvenes que dejan la concentración.
Esta enfermera jubilada recibe una pensión mensual de
20,000 bolívares (30.7 dólares a la tasa oficial más alta) que la inflación
“pulveriza”. Al final de este año los precios pueden trepar hasta un 720%,
según el FMI. Galarraga tiene dos hijos, cuatro nietos y dos bisnietos, y
considera “indignas” las filas que a diario deben hacer los venezolanos para
abastecerse.
“Mi vida era bella, yo vivía bien. En mi mesa había de
todo, pero vivir hoy en Venezuela significa lo peor. Jamás pensé que a mi edad
iba a ver lo que estoy viendo, que no haya leche para que mis bisnietos tomen
un tetero (…). Venezuela era como una mujer tierna, ingenua, con todo lo más
bonito que pueda tener una mujer, y le cayó esta plaga. Es una mujer violentada
por la revolución bolivariana. Y ellos no se van a ir porque tienen la gallina
de los huevos de oro. Pero la salida (a la crisis) es no tenerles miedo, no
decaer. Voy palo abajo (cada vez más vieja), pero por mis descendientes tengo
que luchar hasta el último aliento. Quiero que Venezuela renazca, que sea como
antes de la revolución”.
Mery Corrales, de 30 años, camina con su hija en
brazos. Lleva una camiseta roja desteñida en la que se lee: “Chávez, te lo
juro: mi voto es pa' Maduro”. Trabaja con el gobierno y vive cerca del palacio
presidencial de Miraflores, pero también tiene que hacer fila para comprar
leche y pañales, cada vez más escasos.
La caída de los precios del petróleo provocó una
sequía de divisas que frenó las importaciones en un país que compra la mayor
parte de los productos que consume. Corrales defiende la tesis oficialista de
que el desabastecimiento de víveres y medicinas -que según estimaciones
privadas alcanza el 80%- es consecuencia de una guerra económica que busca
tumbar a Maduro.
“Yo me siento muy feliz de vivir en Venezuela,
lamentablemente estamos pasando por una crisis, pero vamos a salir adelante. Me
siento parte de la revolución. Pertenezco a los CLAP (grupos civiles
supervisados por militares que venden alimentos básicos en las comunidades). La
revolución es algo muy especial, porque Chávez era un presidente al que le
importaba la gente, los pobres, es lo mejor que nos ha pasado en la vida y eso
hay que defenderlo. La oposición lo que quiere es el poder. No están pendientes
de los problemas, la escasez o la inseguridad, sino solamente del revocatorio y
los presos políticos. Si ellos llegan al poder, van a quitar todas las
políticas sociales que nos dio Chávez. Tenemos que cuidar las cosas que hemos
ganado, porque si no, podemos perderlo todo”.
Fuente: El Nuevo Heral