Similitudes que no prescriben


Similitudes que no prescriben
En esta era de la Globalización, la lucha por los derechos humanos, tiene más sentido que nunca, y sus comprobadas violaciones no prescriben

El pasado 11 de Septiembre, se cumplió un aniversario más del golpe de Estado de Augusto Pinochet en Chile en el año 1973. El profesor de historia, geografía y educación cívica, chileno, Francisco Muñoz comenta: “La Democracia es una forma de organización social que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la sociedad. Las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes (Poder ejecutivo, legislativo, judicial, moral y electoral). Los regímenes totalitarios, son dirigidos por un partido político que pretende ser un partido único y se funde con las instituciones del Estado. Estos regímenes, por lo general exaltan la figura de un personaje (Augusto Pinochet) que tiene un poder ilimitado y se manifiesta a través de la autoridad ejercida jerárquicamente. Impulsan un movimiento de masas en el que se pretende encuadrar a toda la sociedad (con el propósito de formar una persona nueva en una sociedad perfecta), y hacen uso intenso de la propaganda y de distintos mecanismos de control social y de represión como la policía secreta”.

Cualquiera que lee esto asume que estamos en un régimen como el de Augusto Pinochet. Sin embargo, usted no podría leer esto si fuera así. Nos parecemos en los desaparecidos, los encarcelados por disentir, en contar con presos políticos, tanto los emblemáticos como López o Ledesma, como también la enorme cantidad de jóvenes que están aún en los calabozos, siendo torturados psicológica y físicamente, todo esto comienza a igualarnos a las atrocidades del Régimen Austral. Otra similitud es la usurpación de los poderes del Estado, en una sola persona. No existe persona ni dentro ni fuera del país, que asuma que en Venezuela, hay independencia de poderes, como tampoco la hubo en el Chile de Pinochet. A la pregunta de hasta cuándo fuimos democracia en Venezuela, y entramos en este totalitarismo con careta democrática, Moisés Naím, acuñó su respuesta: “El compromiso de Hugo Chávez con la Democracia duró exactamente lo que duró su mayoría electoral” (12/07/16). El régimen Chavista ha perdido su máscara progresista: su corrupción, su ineficacia, su ignorancia, su autoritarismo, su abuso a los derechos humanos es hoy una realidad mundialmente.

La importancia de esta realidad, sufrida por nosotros con mayor saña en estos últimos años, la hizo pública el Secretario General de la OEA, Luis Almagro: “somos demócratas porque no perdemos de vista que la política debe funcionar como bien público; la vocación de servicio para el bien común… Lo que hemos atestiguado en Venezuela es la pérdida del propósito moral y ético de la política. El Gobierno se ha olvidado defender el bien mayor, el colectivo”. También este martes (12/09/16), el alto comisionado de las ONU para los derechos Humanos, Zeid Ra´ad Al Hussein, declaró: (Tenemos) profunda preocupación por arrestos arbitrarios y uso excesivo de la fuerza contra manifestantes pacíficos…las cada vez más amplias hambrunas generalizadas y el deterioro del sistema de salud…seguiremos informando de nuestras preocupaciones respecto a los derechos humanos de los venezolanos en cada oportunidad que tengamos”.

A partir de esta imagen del Gobierno, podemos entender el enorme esfuerzo que han venido realizando para tener una ventana en Mercosur, llegando al ridículo de hacer reuniones sin quórum, o de invertir millones de dólares en la reunión de los No alineados en Margarita. Una fiesta servida, a la que asistirán sus invitados cómplices, todo un tinglado que se asemeja más a un enorme burdel donde se cruzarán miradas esquivas, apenadas, algunas más sobradas y soberbias, pero todo quedará registrado, como quedaron las atrocidades de Pinochet, en más de 24 mil documentos secretos, descubiertos por Peter Kornbluh, con los archivos de la seguridad nacional de EEUU , “Pinochet: Los Archivos secretos” (Planeta, 2004), que mostraron según la opinión del senador Edward M. Kennedy: “La inmensa brutalidad y las terribles violaciones de los Derechos Humanos, que se produjeron en Chile mientras nuestro pueblo callaba o miraba a otro lado”. “Poco antes de la medianoche del 16 de Octubre de 1998, dos agentes del Scotland Yard, recorrieron las dependencias de una lujosa clínica londinense, y tomaron la habitación del exdictador chileno Augusto Pinochet, en la que se recuperaba de una operación de cirugía en la espalda… En cuestión de minutos, las autoridades del Reino Unido, habían logrado lo que se habían negado hacer los tribunales chilenos, desde 1990, año en que concluyó el régimen militar: detenerlo por crímenes contra la humanidad”. En esta era de la Globalización, la lucha por los derechos humanos, tiene más sentido que nunca, y sus comprobadas violaciones no prescriben.

Fuente: Tal Cual
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