Otro sobrino de Maduro investigado: Ahora es la compra ilegal de oro y diamantes


Otro sobrino de Maduro investigado: Ahora es la compra ilegal de oro y diamantes

Eduardo Gámez Flores formaría parte de una red dirigida por el gobernador de Bolívar, con manejo de dinero de empresas públicas

Por: Emili J Blasco
        @ejBlasco

Otro familiar de Cilia Flores, la primera dama venezolana, ha sido señalado como presunto responsable de actividades delictivas y corrupción. En esta ocasión se trata de su sobrino Eduardo Gámez Flores, teniente coronel de la Guardia Nacional Bolivariana, que ha sido denunciado por su vinculación en la compra ilegal de oro y diamantes, llevada a cabo con dinero supuestamente proveniente de empresas públicas venezolanas. A finales del año pasado, dos sobrinos fueron condenados por narcotráfico en Nueva York, en un juicio en el que también se apuntó a otro sobrino y a un hermano de Cilia Flores, como colaboradores en el negocio.

La denuncia ha sido realizada por quien asegura haber sido testigo directo de las operaciones, el primer teniente Jesús Curvelo, que ha huido del país ante evidencias de que su vida corría peligro. En un escrito dirigido a la Asamblea Nacional de Venezuela, Curvelo sitúa a Gámez Flores en una red dirigida por dos altos mandos del Ejército retirados, el general Francisco Rangel Gómez, gobernador del estado Bolívar, y por su comisionado especial para el sur del estado, donde se concentra la mayor parte de la minería ilegal de oro y diamantes. Se trata del también general Julio César Fuentes Manzulli.

La organización estaría contando con apoyos en la cúpula militar

La denuncia apunta a Fuentes Manzulli, de quien el denunciante Curvelo fue ayudante durante catorce años, como el responsable directo de la entrega de armas a pranes o bandas criminales que se encargan de la extorsión y la violencia en la zona. También habría hecho encargos de sicariato. Según Curvelo, para encubrir la entrega de armas, estas eran declaradas como robadas. Diversas matanzas han sido atribuidas a los pranes en los últimos años, como la que tuvo lugar en 2016 en la localidad de Tumeremo, en la que fueron asesinados 28 mineros.

En esta red, Gámez Flores habría sido el enlace con los oficiales del Área de Defensa Integral Guayana, que incluye el estado Bolívar, y se habría implicado en la compra de oro y diamantes utilizando dinero en efectivo proveniente de empresas estatales. Para las transacciones contó con un colaborador, conocido como «Toti», con el que varias veces se reunió el denunciante.

La organización estaría contando con apoyos en la cúpula militar. Fuentes Manzulli mantiene estrechas relaciones con el comandante general del Ejército, Jesús García Toussaintt, ambos de la promoción de 1985, conocida como «Los centauros de Chávez». Otros miembros de esa promoción habrían cooperado en las acciones criminales y de corrupción promovidas por los acusados, como sería el caso de los generales Efraín Velasco Lugo y Julio César Morales Prieto.

Transporte de billetes

En una de las operaciones, ordenada por el gobernador Rangel Gómez, Curvelo acompañó a Fuentes Manzulli en un avión privado del Ejecutivo a Caracas, donde en un hangar militar recibieron veinte bolsos grandes con dinero en efectivo, así como cajas de tarjetas de telefonía móvil para ser distribuidas supuestamente en los municipios sureños para la campaña de las presidenciales de 2013.

El denunciante cuenta que fue detenido en octubre de 2015 durante una misión que le encargó Fuentes Manzulli. Mientras transportaba cajas conteniendo 33 millones de bolívares en efectivo, desde Ciudad Bolívar a Tumeremo, Curvelo resultó interceptado por un mando ajeno a la operación, que pedía participar en los beneficios. La carga viajaba en un vehículo oficial, pero sin placas. El dinero provenía de entidades públicas, como Pdval, Mercal, Bicentenario y Gas Comunal, y se iba a emplear en la compra de oro.

Curvelo cree que Fuentes Manzulli dio órdenes para que le asesinaran en la prisión. A pesar de ser militar en activo, fue encerrado en una estrecha celda con veinte delincuentes comunes. Uno de ellos le aseguró haber recibido el encargo de matarle, pero no quiso cumplir el cometido; cuando ese preso fue liberado, resultó acribillado desde un vehículo que Curvelo cree que pertenecía a la gobernación del estado Bolívar.

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