La pizza se quedó fría en la mesa. Jorge y Romelia, una pareja del este de Caracas, corrió del restaurante luego de que dos hombres armados sometieran y robaran a todos a su alrededor.
“Un hombre entró con una capucha y empezó a forcejear con otro de la mesa de al lado, donde le cantaban cumpleaños a un niño. Pensé que bromeaban hasta que vi la pistola. El otro malandro (delincuente) robaba a otras personas en la entrada. Lo hicieron con cada mesa”, relató Jorge Blanco a la AFP.
El robo ocurrió la noche de un lunes hace poco, en un restaurante italiano de la capital, pasadas las nueve de la noche. Desde entonces, Jorge y Romelia, quienes cenaban fuera con cierta frecuencia, prefieren cocinar en casa. Cuando salen, no pasan de las seis de la tarde.
“Nunca salimos de noche”, confesó Romelia. Cada vez más, atemorizados por la delincuencia, los habitantes de Caracas y de otras ciudades venezolanas se resguardan en sus casas a partir de las siete de la noche.
Las plazas públicas, los cines, los restaurantes y cafés que se atreven a abrir tarde, lucen vacíos, en el segundo país más violento del mundo, según lo califica la ONG Observatorio Venezolano de Violencia (OVV). Mientras en la noche de Fin de Año, las calles de otras capitales lucieron agitadas, llenas de gente, luces y fiesta, Caracas estaba prácticamente desolada.
Operativos polémicos
La noche del viernes pasado, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y la Policía Nacional Bolivariana (PNB) realizaron un operativo especial de seguridad de fin de año, al que acudió un equipo de periodistas de AFP.
Unas 20 motocicletas, con dos militares fusiles en mano; cinco camionetas todo terreno, y dos patrullas policiales se formaron bajo el mando del general Carlos Martínez, quien desde la popular zona de El Valle (oeste) anunció en la televisión estatal el inicio del operativo por órdenes del presidente Nicolás Maduro.
Los uniformados posaron ante las cámaras, arrancaron las motocicletas y recorrieron la avenida principal de la zona. En Petare (este), el operativo se dispersó cuando comenzó a llover.
Rocío San Miguel, directora de la ONG Control Ciudadano, comentó a la AFP que este tipo de operativos no son efectivos, pues los cuerpos de seguridad no entran a los barrios más inseguros.
“A veces se hacen operativos en los barrios, pero son la excepción. Los cuerpos de seguridad le temen al arsenal de muchos barrios. La FANB ha fracasado como cuerpo de seguridad”, sentenció.
San Miguel admitió que solo la Operación de Liberación del Pueblo (OLP) -operaciones especiales contra la criminalidad lanzadas por la FANB y la policía en 2015- puede entrar a las zonas más peligrosas, pero lo hacen como “un ejército de ocupación”. “Sus reglas de enfrentamiento son reglas de guerra. Está demostrado que está plenamente autorizado el uso mortal para ingresar”, añadió.
El reciente hallazgo en fosas comunes de los cuerpos de 12 personas detenidas en una OLP revivió la polémica por denuncias de violaciones a derechos humanos en esos operativos de seguridad.
Sin calidad de vida
El criminólogo Luis Izquiel afirmó a la AFP que la inseguridad acabó con la calidad de vida de los venezolanos, agobiados además por la crisis económica que los afecta con una grave escasez de alimentos y medicinas, y una inflación considerada la más alta del mundo. “Toda la población ha tenido que cambiar sus rutinas.
Son pocos los que se atreven a salir de noche. La economía nocturna es casi inexistente”, dijo. Aún no han sido difundidas cifras oficiales sobre violencia en 2016, pero según el OVV, el país petrolero registró, con unas 29.000 muertes violentas, una tasa de 91,8 homicidios por cada 100.000 habitantes. El promedio mundial es de 8,9 por cada 100.000.
Roberto Briceño León, director de la organización, aseguró que solo El Salvador supera a Venezuela, con 103 homicidios por cada 100.000 habitantes.
A juicio del criminólogo, la principal falla del Estado es la impunidad. “Eso deriva en un sistema policial deficitario y corrupto. Tenemos un sistema de justicia que solo castiga a dos de cada 100 delincuentes”, añadió. Jorge y Romelia dijeron no haber visto grandes operaciones de seguridad en las fiestas de Fin de Año.
“No se ven. Uno está a la buena de Dios. Nuestro consuelo es que nuestro hijo (el único) se fue del país y pudo celebrar más tranquilo”, dijo Jorge.
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