Ante la crisis, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha afirmado que 2016 es “el final” del modelo capitalista “petrolero dependiente” y que 2017 será el primer año del “socialismo productivo”.
La caída de los precios de las materias primas y las crisis en Venezuela y Brasil marcaron un año negativo para Latinoamérica, donde se prevé un leve repunte en 2017, pese al entorno global incierto por posibles medidas proteccionistas de EE.UU. y la lenta recuperación de las economías avanzadas, reseña EFE.
La región se contraerá un 1,1 % en 2016 y sus exportaciones caerán por cuarto año consecutivo, esta vez un 5 %, debido al “menor dinamismo de la demanda mundial” por sus productos y la “creciente incertidumbre” de los mercados, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Este año “continuó conjugándose la debilidad de la demanda interna (inversión y consumo privado) con un contexto de desaceleración de la demanda externa y caída de los precios de exportación. Esto afectó principalmente a las economías de América del Sur”, dijo a Efe la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena.
En Suramérica, dependiente de la venta de materias primas, sobre todo de minerales y combustible, se calcula que Venezuela se contraerá por tercer año consecutivo (-9,7 %); seguida de Brasil (-3,6 %), que cumple dos años de caídas; Ecuador (-2 %) y Argentina (-2 %).
Jesús Pineda, director del Centro de Pensamiento en Estrategias Competitivas de la universidad colombiana El Rosario, explicó a Efe que los casos más críticos son Venezuela, debido al desplome del precio del petróleo, “el modelo de intervención del Estado y la destrucción de la iniciativa privada”, y Brasil, tras “la profunda crisis política” por la destitución de la presidenta Dilma Rousseff.
Las economías que crecerán, aunque en menor medida que en 2015, son las de México (2 %), Bolivia (4 %), Chile (1,6 %), Colombia (2 %), Uruguay (0,6 %) y las naciones de Centroamérica, de acuerdo con Bárcena.
Pese a esa desaceleración, Centroamérica es la subregión más dinámica, con un crecimiento de 3,6 %, impulsada por República Dominicana (6,4 %) y Panamá (5,2 %).
Para el asesor económico principal del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Andrew Powell, este año también influyeron factores externos como “el pobre desempeño de las economías avanzadas”, la lenta recuperación de EE.UU. y la desaceleración de China.
China, que crecerá cerca de 6,7 %, inferior al promedio de 9,9 % anotado entre 2008 y 2015, es el mayor destino de exportación de Uruguay, Brasil, Chile y Perú y el segundo de Argentina.
Powell destacó a Efe los casos de Perú, que ha apuntado a formalizar el empleo e impulsar las alianzas público-privadas, lo que le llevará a un crecimiento de 3,9 %; y de Argentina, que en el primer año de mandato de Mauricio Macri buscó normalizar el mercado cambiario y alcanzó un acuerdo con fondos por deuda en mora.
Para 2017 se espera un repunte regional de 1,3 %, “poniendo fin al bienio contractivo 2015-2016”, indicó la titular de la Cepal.
Los expertos creen que Argentina, Brasil (que promueve un severo ajuste fiscal) y Ecuador lograrán entrar el próximo año a la senda positiva, con crecimientos de 2,3 %, 0,4 % y 0,3 %, respectivamente, mientras que Venezuela, que registra la inflación más alta del mundo, volverá a caer (-4,7 %).
Ante la crisis, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha afirmado que 2016 es “el final” del modelo capitalista “petrolero dependiente” y que 2017 será el primer año del “socialismo productivo”.
En la región sigue latente, además, el temor al alza de las tasas de interés en EE.UU., que algunos inversores creen que puede disparar el dólar, restar flujo de dinero al sector bursátil y generar una fuga de capitales en países emergentes.
Y a esto se sumó, en la recta final del año, la incertidumbre por la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, quien prometió poner fin al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), integrado por EE.UU., México y Canadá, y anunció que retirará al país del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), del que forman parte dos países latinoamericanos, Chile y Perú.
Varios Gobiernos han llamado desde entonces a fortalecer la integración frente al proteccionismo y la Cepal señaló que “si no hay TPP se abren espacios para la convergencia entre distintos acuerdos subregionales -como la Alianza del Pacífico y el Mercosur- y también con Centroamérica”.
Con este panorama, los expertos insisten en que la fórmula de recuperación en Latinoamérica es la “diversificación” y la “integración”.
“Las principales economías de América Latina siguen sin asimilar la caída de precios de productos básicos y mantienen una dificultad para avanzar hacia una mayor diversificación de su canasta productiva, principalmente Colombia”, sostuvo Pineda.
“Y si hoy por hoy la inserción de la región hacia el mundo es compleja, quizás uno de los temas que deberíamos apuntalar con mayor fuerza es justamente el comercio intrarregional”, puntualizó Bárcena en un foro en noviembre.
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