LOS NARCOCÓMPLICES



LOS NARCOCÓMPLICES

 “El problema de las mentes cerradas es que siempre tienen la boca abierta”. Mafalda (1964-1973), personaje central de la tira cómica del humorista argentino Quino.

Curiosamente, el presidente más bocón que ha tenido Venezuela, guarda profundo silencio acerca de sus sobrinos Flores que fueron hallados culpables de “conspiración para introducir en Estados Unidos 800 kilos de cocaína”. También la primera combatiente, tía carnal de ambos, esta calladita desde el 12 de enero de 2016, cuando emitió la única y nefasta declaración que ha hecho hasta el momento: “La DEA estuvo metida en territorio venezolano violentando nuestra soberanía e incurriendo en delito”, afirmó la señora, quien al parecer considera a Venezuela “su territorio”, a tal punto que sus sobrinos, sin ser funcionarios de alto nivel, utilizaban la rampa 4 presidencial del aeropuerto de Maiquetía, sitio por donde presuntamente sacaron la droga y con pilotos de la Fuerza Aérea venezolana, para volar el avión que fue detenido en Haití, después que una operación encubierta de la DEA agarrara a los sobrinos con las manos en la droga, digo, en la masa.

Para completar su apertura de boca, la señora Flores de Maduro acusó a la DEA de ser el “primer capo del narcotráfico mundial” y afirmó que el caso de sus sobrinos era un secuestro por venganza. Mucho bien no le haría a los Flores esta declaración de su tía, quien calló incluso ante la declaración de culpabilidad por parte del jurado de la Corte en New York.

El silencio de la pareja presidencial puede ser comprensible, pero el de la Fiscalía General de la República es asombroso.

   
En el juicio se estableció: 1) Que habían utilizado una instalación de seguridad nacional, como la rampa n° 4, para operaciones de negocios ilícitos. 2) Que los oficiales de Guardia Nacional, Casa Militar, INAC, personal del aeropuerto, controladores, permiten el ingreso a esa zona exclusiva, sin revisar o haciéndose de la vista gorda, con quienes, sin ninguna autoridad, usaban esas instalaciones a capricho, tal y como lo dijo Franqui Francisco Flores en una grabación con sus socios hondureños: “Yo tengo el control y puedo sacar el avión a la hora que yo quiera” y se refería a sacar cualquier avión nada menos que por la rampa presidencial. 3) Que hay dos mayores activos de la Fuerza Aérea, Pedro Miguel Rodríguez González y Pablo Rafael Urbano Pérez, pilotando un avión privado que sale de la rampa presidencial para una misión de narcotráfico.4) Que los sobrinos portaban pasaportes diplomáticos sin ser funcionarios del estado. Los pasaportes fueron presentados por la DEA como parte de las pruebas en el juicio, por lo tanto la pataleta de la canciller Delcy Rodríguez, amenazando con demandar a Henrique Capriles por mostrarlos, es eso, una pataleta absurda y vergonzosa.

La complicidad de la Fiscalía es patente en su silencio e inacción, sobre estos elementos cuya investigación podría revelar tráfico de influencias, usurpación de funciones, uso indebido de documentos públicos, lavado de capitales. Y complicidad de altos funcionarios civiles y militares en una actividad ilícita, facilitando el delito y más grave aún, participando o beneficiándose de los frutos del tráfico.

Múltiples responsabilidades debe establecer de oficio la Fiscalía General de la República, que sin duda sabe de complicidades de alto nivel. En una de las grabaciones, Efraín Campos Flores, sobrino e hijo de crianza de la primera dama, dice: “Mi mamá está en una elección y necesitamos 20 millones de dólares para diciembre”. No es casualidad que ella estaba en campaña para obtener una curul en la Asamblea Nacional.

Indudablemente que los tíos debían preocuparse por prestarles ayuda a los sobrinos caídos en desgracia.


Pero sus acciones iniciales rayan con el peculado. El bufete que asiste a CITGO en sus conflictos empresariales fue contratado y cuando se supo de su vinculación con la filial de PDVSA en Estados Unidos, el fiscal solicitó al tribunal que el bufete defensor declarara quién les pagaba sus honorarios. Estos se negaron y ante la presión judicial, renunciaron.


En los pasillos de los tribunales neoyorkinos se decía que se habían visto obligados a aceptar el caso de narcotráfico por presión de su cliente petrolero, pero que estaban incómodos con la situación y se salieron con 

El tiempo de negociar se les pasó. No podían hacerlo sin involucrar a pesos pesados de la actividad, sin echarle tierra al gobierno de sus tíos. Ahora las autoridades confían en la cooperación de los dos condenados, para que así puedan aspirar a una reducción de la pena. Este juicio podría ser determinante en otros procesos a personeros del gobierno y militares que han sido mencionados con asiduidad en las investigaciones del Departamento del Tesoro y de la DEA.

La prensa venezolana ha tratado con mucho temor un caso donde obviamente hay un delito ya demostrado. Y las implicaciones están a la vista: una gigantesca red de cómplices que abusaron del poder y del dinero del estado, hasta que la cuerda reventó por lo delgado. Señora Fiscal, el caso es todo suyo.

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