“En 2016 el hambre llegó a Venezuela para quedarse y creo que 2017 será una prolongación de esta agonía en los tres campos fundamentales de la nación: económico, político y social. No estamos saliendo del desierto, puedo afirmar que estamos entrando en él y la angustia será larga”.
Este es el análisis que Braulio Merino, miembro de la dirección regional de Primero Justicia en el estado Bolívar y economista de profesión, hace del año que está próximo a terminar y de 2017, si no se toman los correctivos tendientes a revertir la caída estrepitosa de los indicadores que definen el comportamiento económico.
Merino calificó 2016 como un año “muy malo” tanto en lo económico, como en lo social y político. “Vimos cómo en lo económico detonó la inflación, producto de medidas erradas que pretendían resolver el problema de la escasez y el incremento en los precios, inyectando más circulante a la economía; cómo en lo social, en vez de aprobar medidas tendientes a ayudar a los sectores más necesitados como los adultos mayores y la niñez, aquellas fueron orientadas a estimular el abandono del trabajo y el ocio; y cómo en lo político el Gobierno, lejos de tender puentes para un diálogo fecundo en busca de soluciones, se dedicó a establecer a través de sus voceros fundamentales, una estrategia basada en el enfrentamiento y el abuso institucional que marcó el inicio de un sistema de organización nacional fundamentado en la anarquía”.
Para el dirigente justiciero, el descenso en la producción nacional, las confiscaciones y expropiaciones de mercancías, galpones y terrenos, el pleno crecimiento de la tasa de desempleo y unas exportaciones que salvo las petroleras llegaron a niveles de inexistencia, justifican que se haya desatado una bestial inflación y un estancamiento de la economía.
En el aspecto social, alertó sobre los crecientes niveles de pobreza disparados a niveles nunca antes vistos. “Con una inflación de tres dígitos y una escasa producción nacional, el resultado solo puede ser un crecimiento de la pobreza y si a eso se le suma una caída en las exportaciones, entonces solo resta decir que el hambre llegó a Venezuela para quedarse”.
Se mantiene la tendencia
Consultado en torno a las expectativas que tiene para 2017 desde los puntos de vista económico, social y político, el economista egresado de la American University y director de Merino & Consultores Asociados, respondió que los precios del petróleo “tendrán una tendencia hacia la estabilización producto del acuerdo Opep, lo que conllevará a un alza modesta de los precios, con lo cual mejorarán nuestros ingresos”, pero enfatizó que si no hay un cambio de rumbo y se aplican políticas adecuadas para estimular la producción interna es poco el cambio con respecto al año 2016.
“Los cambios serán muy pocos si el presidente Maduro no se deslastra de los sectores más radicales que lo acompañan. El problema en Venezuela es estructural y solo deslastrándose de concepciones ideológicas atrasadas se podrá acelerar un cambio profundo en la economía del país y en consecuencia en el status social del venezolano”, explicó.
Merino ve claro el panorama de 2017: Una inflación que seguirá en proceso de crecimiento, algo amortiguada por el incremento del ingreso petrolero, y un estancamiento en la producción interna, toda vez que no se observa un cambio en el corto plazo, que permita pensar que los industriales y productores tendrán mejores condiciones de trabajo.
“En consecuencia, creo que 2017 será una prolongación de esta agonía en los tres campos fundamentales de la nación: económico, político y social. Vale decir no estamos saliendo del desierto sino más bien podemos afirmar que estamos entrando en él y la agonía será larga”, aseveró.
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