Los niños venezolanos son los más afectados por la falta de alimentos que ponen en riesgo su capacidad para aprender y ser mejores cada día. Un problema que va creciendo y causando deserción escolar, sin que el Gobierno haga mucho por remediarlo.
En el Metro de Caracas hay locos, ladrones y maleantes, pero entre todo lo malo hay gente buena, como un padre con sus niños que muestran conocimiento mientras van en el viaje.
Llenos de alegría responden preguntas sobre los planetas, capitales y personajes históricos, plenos de inocencia e inteligencia. Lejos de la política y lo que ha causado un sistema que adoctrina a los niños venezolanos.
El futuro se ve claro para algunos, mientras para los que llevan adelante las riendas del país no tanto. Hay que seguir ciertos ejemplos y buscar un mejor futuro para el país que trascienda el facilismo y la corrupción de algunos grupos.
El informador web
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