La periodista de investigación Sebastiana Barráez, trata en su columna en el semanario Quinto Día el drama que viven los sectores populares del país por la ausencia de un servicio confiable de gas doméstico.
GAS. Es el doméstico. Otro producto del bachaqueo. Miles de familias están cocinando con electricidad o leña. Atrás quedaron aquellos días en que la empresa privada enviaba el gas cuando querías y lo instalaban con medidas de seguridad. El Estado lo asumió y desde entonces se volvió un negocio. Miles de personas en las calles cargan con las bombonas al hombro o en vehículos, haciendo enormes colas para surtirse del producto. Pasan los meses y no llega. El mal manejo de las bombonas por parte de los usuarios, ha causado explosiones, heridos y muertos. La gente desesperada tranca las calles, quema basura. Funcionarios deshonestos bachaquean con el producto cobrando Bs. 15, hasta 25 mil por una bombona que cuesta Bs 250 o 600. Al Presidente Nacional de PDVSA-Gas se le ocurrió decir que los cilindros (bombonas) no pertenecen a algún particular. “Todos los cilindros son propiedad del Estado”. Amenazó con el comodín Fuerza Armada de que “comenzaremos un operativo para recoger los cilindros con características inade
cuadas…Ilegales”. Para mayor desgracia dijo que comenzarán la distribución con los CLAP, los que se han convertido en un negocio con los alimentos. Lo que no dijo el funcionario es que para Colombia pasan miles de bombonas de gas por contrabando.
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