La escasez sigue haciendo de las suyas. Desde alimentos hasta medicinas han desaparecido de los anaqueles, lo que ha obligado a los consumidores a caminar de un lado a otro con la intención de hallarlos.
Desde el año pasado, los artículos importados se han convertido en una opción para atender la demanda. En el área farmacéutica también han optado por traer insumos de otros países para darles respuesta a las necesidades de los usuarios.
En enero empezaron a llegar marcas uruguayas de pastillas anticonceptivas a la red Farmatodo, informó Leida Sifontes, farmacéutica del establecimiento ubicado en la avenida Principal de El Paraíso, en Puerto La Cruz.
Los comprimidos Femexin y Lobelle tienen un precio de 23 mil y 45 mil 100 bolívares, respectivamente, lo que supera el salario mínimo (Bs 40.638).
La profesional aseguró que, pese a su elevado costo, estos productos han tenido demanda.
En el Farmatodo de la avenida Principal de Lechería, un trabajador indicó que hace un mes recibieron 50 unidades de ambos anticonceptivos y recientemente 30 más.
Explicó que las mujeres prefieren llevarse los comprimidos Lobelle, aunque sean los más caros, porque sus componentes (Drospirenona y Etinilestradiol) son los mismos que tienen las marcas nacionales Genesa, Yaz y Yasmin, que solían ser las más utilizadas. En cambio, el Femexín, que contiene Levonorgestrel y Etilinestradiol, se asemeja a la marca Minigynon, que era de poco consumo.
Alternativas
Empleados de farmacias aseguraron que las presentaciones nacionales tienen más de seis meses sin llegar.
José Luis Rangel, administrador de una farmacia Saas desde hace 25 años, dijo que por la escasez de anticonceptivas, la demanda de preservativos ha aumentado.
Mencionó que el precio de las cajas de condones de tres unidades oscila entre Bs 2.200 y Bs 6.000. Las marcas disponibles en esa droguería son Duo, Sex Usa, M.Zone y Sex Style.
“La semana pasada llegaron 24 unidades de los comprimidos Dinol y no duraron más de cuatro días en los anaqueles”.
Adriana Ceballos, residente de la urbanización Boyacá I de Barcelona, manifestó que el año pasado suspendió su tratamiento anticonceptivo por no conseguir las pastillas.
“Por las redes sociales las venden a precios muy altos o me piden a cambio productos que no tengo, y ni hablar de las que llegaron importadas, están muy caras. Mis ingresos no me alcanzan para comprarlas porque también tengo que comer”.
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