El convenio China-Venezuela siempre ha levantado distintas y alarmantes denuncias, afirmando que el Gobierno les entregó el país a los chinos a través del pago de sus deudas con cuantiosas cantidades de barriles petroleros. Para tener una idea de cuan cierto es esto, se sabe que entre 1974 y 1998, Venezuela había firmado 74 acuerdos con China, y a partir de 1999 hasta mediados del año 2015 ya se tenían casi 500 acuerdos firmados, pasando el país asiático a ser nuestro segundo socio comercial. Hasta esa fecha, se habían invertido USD$56.000 millones en distintos fondos comunes. De eso, unos UISD$45.000 millones fueron financiados por créditos que Pekín le ha dado a Caracas en proyectos en todo tipo de áreas, en especial petróleo, minería y electricidad. Y aquí vemos como estallan nuestras refinerías, acaban con el arco minero y tenemos constantes fallas de electricidad ¿y esos reales?
Para finales del año pasado se asegura que la deuda total de Venezuela con la República Popular China es de US$13,7 millardos por los convenios suscritos con esta nación a través del Fondo Binacional y el Fondo Pesado.
Ahora, tantos convenios que van y vienen, pero especialmente tanto dinero que ha entrado al país con motivo de los proyectos que China buscó financiar en la nación, y frente a la realidad que encaramos día a día con la escasez de alimentos y medicinas, empresas que cierran y se van del país haciendo que los índices de empleo se desplomen y viendo el deterioro y desastre en los servicios, uno se pregunta ¿y en dónde está ese dinero que básicamente hipotecó al país a los chinos?
Tras una pequeña investigación, dimos con el paradero de parte de ese dinero. Entre los convenios, estaba la dotación de autobuses chinos Yutong al gobierno venezolano, los mismos que Nicolás Maduro mostró manejando por televisión en un gran show propagandístico, y por los que además recibió un mango en la cabeza ¿se acuerdan? Y después, por cierto, se inventaron un cuento chino de que era una manera de llamar su atención para solicitar una ayuda. Sí cómo no…
Sin embargo, de esta forma, entre los años 2011 y 2015, China dotó a Venezuela de 7.016 unidades que costaron más de US$1.261 millones. El escándalo está en que, de esas 7 mil unidades, 3.500 están varadas en cementerios de autobuses, es decir, la mitad, ergo más de US$600 millones yacen desvalorizados en cementerios, puesto que se encuentran abandonados, inoperativos quién sabe desde cuándo, y además han sido destrozados y desvalijados por el hampa, porque no hay nadie que los cuide.
Además, esa suma de más de mil millones de dólares es algo exorbitante incluso para la compra de esa cantidad de unidades. De esta forma, dimos con el guiso del asunto: fueron comprados con un sobreprecio de US$92 mil por autobús. Es decir, el Fondo Nacional de Transporte Urbano (Fontur), se robó más de US$681 millones y no conforme, para el 2015, el situado nacional le otorgó Bs. 2.825 millones. El Convenio además prevé el otorgamiento de unos más de US$ 280 millones para la instalación de plantas de ensamblaje de los autobuses en San Felipe, estado Yaracuy ¿Y esa planta quién la ha visto?
Finalmente, entre todo esto, se terminaron robando más de US$930 millones que pudieran haber sido invertidos en más de 20.290 autobuses, más de 5 millones de cauchos para éstos, más de 20 millones en baterías y más de 290 millones de pasajes estudiantiles, por solo referirnos a temas relacionados con el transporte y no ahondarnos en todo lo que significa para la alimentación, salud, seguridad y educación venezolana.
Aquí el video del verdadero paradero de los autobuses, o mejor dicho, vean aquí la malversación de los reales venezolanos:
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