La crisis que vive Venezuela tiene un claro reflejo en el colapso del hospital infantil J.M de Los Ríos de Caracas, centro público de referencia nacional, donde la falta de medicamentos, cortes de luz y escasez de alimentos se traducen en fallecimientos que habrían podido evitarse.
La agencia española EFE visitó el hospital como si fuera a ver a un paciente y presenció el caos que generó un repentino apagón de luz que impidió que un niño en una camilla subiera en un ascensor para ser atendido, y llevó a que médicos operaran con ventilación manual, según denunció el diputado opositor José Manuel Olivares.
Además, una médico que prefirió no ser identificada dijo que tres niños murieron recientemente producto de un problema de contaminación del hospital "pero esto no es algo que no haya pasado antes".
Las madres de los niños pidieron este jueves a las autoridades, en rueda de prensa, que respondan ante esas muertes que, al parecer, se produjeron por una infección por contaminación de las máquinas de diálisis.
La hematóloga Susana Pachano, jefa encargada del servicio de hematología de la institución en la que trabaja desde 2005, dijo a EFE que el hospital "es todo un caos", es "todo un juego que está trancado (trabado)".
El hospital, "en eterna remodelación, "se contaminaron las áreas de hemodiálisis del servicio de nefrología" y que "los pacientes de nefrología están contaminados", aseguró.
Indicó también que quien haga un recorrido por el área de hospitalización puede ver "las ruinas" del lugar y que un edificio nuevo, "completo", del hospital "tiene problemas de aguas negras que le corren por las paredes".
Además, el servicio de oncología "ahora está clausurado por aguas negras" y los pacientes están, "provisionalmente, desde hace como tres años", en lo que era el servicio de cirugía cardiovascular que ya dejó de funcionar.
Las infecciones hospitalarias son de alta incidencia, según Pachano, no solo por el problema de las aguas sino porque los médicos y enfermeros no han sido dotados "con guantes, batas, ni tapabocas, es decir, no hay barreras para poder evitarlas".
Indicó que pese a lo mal que está este centro asistencial, las personas que llegan al lugar desde hospitales del interior del país "suplican" para que les permitan quedarse porque fuera de Caracas "están peor".
Además, dijo: "No conseguimos los medicamentos que son los adecuados, hemos tenido que cambiar los protocolos de tratamiento, sustituir medicamentos por otros (...) y en ese inventar todos los días sabemos que eso va a tener consecuencias a futuro".
Otro tema es la alimentación de los pacientes. La nutricionista experta en seguridad alimentaria Susana Raffalli dijo a EFE que ha denunciado que a los niños hospitalizados en este centro de salud comen un plátano o una arepa sola.
Señaló que las fórmulas especiales para niños que requieren alimentación adecuada a sus deficiencias prácticamente desaparecieron del lugar.
Pachano dijo que la desnutrición se nota mucho más en los familiares del niño enfermo porque es evidente que se sacrifican por el paciente, y que en medio de la crisis económica y social que vive Venezuela desde hace unos tres años ha visto como los padres de los chicos hospitalizados han perdido "hasta 30 kilos de peso".
"Antes veíamos la desnutrición, sobre todo, en los padres, pero ahora ya se están viendo también en los niños", dijo la hematóloga.
Hace exactamente un año la ONG venezolana Cecodap instó a las autoridades de Venezuela a darle "prioridad" a los niños enfermos en el marco de la escasez de medicamentos que sufre el país tras la muerte de un pequeño de diez años que sufría de cáncer y al parecer no tuvo acceso a un fármaco para soportar la quimioterapia.
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