Las noticias de los vínculos de este Gobierno con grupos terroristas y negocios turbulentos, no cesan. Cada día llegan más noticias de cuán profundo está metido este Gobierno con estas células, porque lo cierto es que el petróleo lo compra todo. Resulta que ahora, autoridades de varios países suramericanos han sido alertados sobre la existencia de rutas de posibles elementos extremistas islámicos y, el padrino de todos estos grupos en la región, por supuesto es el gobierno venezolano.
Las informaciones afirman que estas personas asociadas con el terrorismo llegan por los aeropuertos internacionales de Brasil, cuestión que no sorprende porque el país vecino tiene la población de árabes y musulmanes más grande de Latinoamérica, pero además desde hace muchos años. La gravedad está en que, después de que llegan y transcurre un tiempo, se desplazan a la frontera con Venezuela para libremente atravesar el país y alcanzar a Colombia, pero continuar su ruta por Centroamérica e intentar llegar a los Estados Unidos.
La primera alerta se realizó en el 2014, por quienes entonces dirigían la Oficina Nacional Contra la Delincuencia Organizada y el Financiamiento al Terrorismo de Venezuela, Gyoris Guzmán. Sin embargo, ante esto, la entonces ministra del Interior, Carmen Meléndez, quien también tiene sus Guisos, no emitió ninguna especial acción y desestimó la gravedad de lo revelado por las investigaciones. Guzmán asegura que “todos los obstáculos puestos por la Ministra estaban muy vinculados con el alto mando político del Gobierno, en el que ya para esa fecha estaban muy vinculados con… ¡Tareck El Aissami!”, quien “tenía injerencia en decisiones de envergadura en el manejo de las relaciones con grupos activistas musulmanes”. Asimismo, advierte que el régimen chavista “ni siquiera cumple con compromisos internacionales adquiridos con la ONU o con organismos internacionales como Unasur y Mercosur”, que son por demás sus organismos predilectos cuando necesitan salir corriendo a alguien para pedir ayuda cada vez que cometen una fechoría y la comunidad internacional les medio da un pellizco.
Pero esto no es de sorprender, acuerdos secretos en el chavismo para darle refugio en territorio venezolano a células del Hezbolá, el grupo radical chií de origen libanés, ya han sido revelados con anterioridad, e incluso desde acá mismo en Guisos Rojos. A eso se le añade el escándalo de los pasaportes fraudulentos emitidos desde embajadas venezolanas ubicadas en el Medio Oriente; y no nos olvidemos de las oscuras rutas que también existían entre el gobierno venezolano y el iraní, con exóticos vuelos directos a Teherán, que solo funcionarios del Gobierno gozaban pero de los que además no hay ningún registro oficial de quiénes exactamente. Ahora sencillamente se le agrega otro caso al expediente del apoyo al terrorismo por parte del gobierno chavista: una ruta a través del territorio nacional.
De acuerdo con las investigaciones que hizo el equipo de Guzmán, expuestas en un foro de seguridad en Mercosur entre 2013 y 2014, hubo cerca de cuarenta personas supuestamente vinculadas al extremismo islamista que, en diferentes viajes, entraron ilegalmente a Venezuela desde Brasil, por el puesto fronterizo próximo a Santa Elena de Uiarén.
Al parecer, habían llegado a Brasil a los aeropuertos internacionales de Sao Paolo y Río de Janeiro. Después de cortas estancias en el país se desplazaron, posiblemente en vuelos locales, hasta Manaos, en el corazón del Amazonas. Luego siguieron su camino por carretera. Una vez en Venezuela pretendían atravesar el país y entrar a Colombia por Cúcuta. La mayoría fueron detenidos nada más entrar en Venezuela, pero otros lo fueron a punto de pasar a territorio colombiano.
Guzmán asegura que “todos eran musulmanes y pudimos constatar su radicalismo; aunque no fue posible establecer ninguna vinculación directa con grupos terroristas concretos, concluimos que algunos provenían de zonas en las que podían haber estado en contacto con Daesh o franquicias de Al Qaeda”.
De igual forma, la venta de pasaportes venezolanos a miembros de movimientos yihadistas también fue investigada por la Oficina Nacional Contra la Delincuencia Organizada y el Financiamiento al Terrorismo cuando era dirigida por Guzmán. De acuerdo con este, en 2013 tres funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) llegaron a trasladarse a Malasia, a donde conducían algunas pistas.
A pesar de la falta de colaboración de la embajada de Venezuela en la capital malaya, los agentes pudieron establecer que en un específico local comercial se vendían pasaportes venezolanos, pero no lograron determinar nombres de personas que habían pasado a disponer indebidamente de esos documentos. La operación llevó a la detención en Venezuela de más de una decena de funcionarios del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (SAIME).
¿Ven? Este Gobierno está metido hasta el cogote en los esquemas tanto de narcotráfico como de terrorismo internacional.
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