En otras grabación, Campo y Flores dieron a entender que tenían el control de una operación bien aceitada en Venezuela y que podían despachar sin problemas droga a través del Aeropuerto Internacional de Maiquetía.
Los abogados de los sobrinos de la primera dama de Venezuela han propinado duros golpes a la estrategia de la fiscalía y el caso contra Efraín Campo y Francisco Flores ya no es “el pan comido” que lucía ser antes, pero el camino a una victoria para la defensa sigue estando minado por testimonios difícil de superar: las palabras incriminatorias de los propios acusados.
Las grabaciones de los sobrinos presentadas por la fiscalía no solo muestran que los acusados no eran los ingenuos jóvenes que fueron llevados de la mano por la DEA a una negociación de droga que en realidad no querían realizar, sino operadores que ya llevaban tiempo operando en el narcotráfico y en una grabación clave explican cómo fue que el chavismo terminó apoderándose del control de las operaciones de droga en Venezuela.
“El tema es que […] acá habían muchas personas trabajando, todos los grandes de, bueno el amigo de él sabe, todos los grandes de allá de Colombia se vinieron para Venezuela […] pero aquí habían dos corrientes muy grandes y muy poderosas, que era el Cartel de los Soles, que lo deben haber escuchado”, manifestó Campo en una conversación sostenida el 26 de octubre del 2015 en Caracas con agentes encubiertos de la DEA.
En Venezuela operan “el Cartel de los Soles [controlado por altos oficiales de las Fuerzas Armadas] y por otro lado la gente del gobierno, que eran unos ejecutivos del gobierno que habían estado trabajando [traficando droga] y entre todas las personas se encargaron de fumigar [eliminar] todo aquel que intentaba entrar a trabajar al país”, agregó.
Campo, quien al igual que Flores fueron criados como hijos por Maduro y su esposa Cilia Flores, agregó que los dos grupos terminaron apoderándose de la totalidad de las operaciones de narcotráfico en Venezuela.
“Acabaron con el tema del narcotráfico acá, solamente eran ellos los que trabajaban, se siguió trabajando”, manifestó.
Y era un negocio en la que muchos funcionarios del régimen bolivariano se beneficiaban, continuó Campo.
“¿Cómo se siguió trabajando? Bueno, eh... Pepito Pérez, hacía una vaca [una operación de cooperativa] como entre cinco personas, y mandaban doscientos [kilos] en maletas y los doscientos eran de cinco personas y por maleta por comercial”, dijo.
Ese esquema, sin embargó, fue cambiando y las operaciones terminaron quedando más centralizadas, bajo el control de los líderes de los dos bandos del chavismo, militar y civil, que controlan las operaciones del narcotráfico en Venezuela.
“Eso [las operaciones de cooperativas] eso acá se acabó. Acá se acabó, porque estas dos grandes personas acabaron con todo aquel que estuviese trabajando con” el narcotráfico, dijo.
Campo no identificó en esa grabación las identidades de “las dos grandes personas”, pero previamente había conversado brevemente sobre Diosdado Cabello, el ex presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela investigado por narcotráfico por la justicias estadounidense.
“Es un funcionario de mucho poder de acá... de mucho poder […] Esta metido en supuesto peo con los gringos porque supuestamente [está metido] en el traquete [narcotráfico] y vaina”, manifestó Campo.
Campo luego añadió que cuando se refería a Cabello como un hombre de mucho poder es porque es “bravo”, pero luego atribuyó el comentario de que el dirigente chavista estaba involucrado en el narcotráfico como “rumores”.
Las grabaciones de los acusados tomadas en secreto por los testigos de la DEA cuando los jóvenes negociaban el envío de 800 kilogramos de cocaína a Estados Unidos, se suman a las confesiones que los acusados otorgaron a los funcionarios de la agencia antidroga después de haber sido arrestados en noviembre del 2015 en Haití.
Los abogados de los acusados han tratado de demostrar en el juicio que Campo y Flores en realidad eran “demasiado estúpidos” para estar involucrados en el narcotráfico y que la operación para enviar la droga ha Estados Unidos había sido en realidad orquestada por la DEA por motivaciones políticas.
La defensa también cuestionó la credibilidad de los testigos de la DEA y en una sesión clave, el abogado defensor Randall Jackson desmanteló gradualmente la credibilidad de un testigo clave, José Santos Peña, al presentar grabaciones suyas donde presuntamente llevaba a cabo sus propios negocios de droga desde la cárcel.
Santos Peña es quien conversaba con Campo en la grabación tomada en Caracas.
Pero las grabaciones tomadas a los jóvenes también dan indicios de que ellos tenían experiencia en las operaciones de narcotráfico.
“Yo tengo 30 años. Llevo haciendo este trabajo desde que tenía 18”, dijo Campo en una de esas conversaciones grabadas.
En otras grabación, Campo y Flores dieron a entender que tenían el control de una operación bien aceitada en Venezuela y que podían despachar sin problemas droga a través del Aeropuerto Internacional de Maiquetía.
“Ése es el aeropuerto principal del país”, manifestó Flores, dando entender que la mercancía sería enviada en vuelos con la debida autorización, o “en blanco”, a diferencia de lo que se ven obligado a hacer muchos narcotraficantes que envían droga a través de vuelos clandestinos, o “en negro”.
En la conversación, Santos Peña dijo que eso les permitiría en el futuro enviar volúmenes mucho más importantes de droga.
“Nadie puede jugarse eso, normalmente, porque no tienen lo más sagrado que usted tiene, la salida […] blanca de un aeropuerto”, dijo Santos Peña.
El hijo de Santos Peña, José Santos-Hernández, el otro testigo de la DEA presente en la conversación, resaltó la importancia de la salida blanca.
“Usted tiene todo”, aseveró.
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