¿Qué pasaría si EEUU impide la importación de crudo venezolano?


¿Qué pasaría si EEUU impide la importación de crudo venezolano?

Desde hace ya un par de meses, hemos venido comentando sobre la posibilidad que los EEUU tomen la decisión de suspender la importación de crudo desde Venezuela.

Por Horacio Medina @unape

Más allá de las opiniones, a favor o en contra que se puedan emitir sobre esta decisión, debemos tener presente que tomarla o no, es un asunto soberano y unilateral de los Estados Unidos. En nuestra opinión personal, tal como lo hemos expresado por esta via y en distinto medios de comunicación, sería una decisión que podría producir un efecto contrario, al objetivo por la cual se tomaría, además de tener efectos colaterales negativos para Estados Unidos.

No obstante y aun a pesar de saber, como acabamos de decir, que es una decisión que corresponde al gobierno de los Estados Unidos, nos gustaría especular sobre algunas de las tantas consecuencias que dicha medida tendría para los Estados Unidos.

En tal sentido, nos apoyaremos en un cable que publicó, muy recientemente, la agencia Reuters:

Ver Refinerías estadounidenses comienzan a reducir las importaciones de crudo venezolano

El contenido de la nota de prensa, nos deja saber que las refinerías de la Costa del Golfo, especialmente Valero, Chevron, Conoco-Philips y CITGO, acusarían un impacto de tomarse la medida. (Nosotros agregaríamos otra empresa de menor tamaño como Sunoco).

En efecto, la referida nota nos revela que los refinadores de la Costa del Golfo, ya están previendo y acometiendo algunos cambios en sus dietas de alimentación y patrones de refinación. Además, nos permite deducir que los refinadores, deben estar corriendo modelos de simulación, con dietas más livianas para prepararse ante una reducción en el suministro de crudo pesado venezolano, Merey16, bien por la caída en la capacidad de producción de Venezuela o, incluso, para el cese total de los envíos, en caso de aplicarse una sanción al suministro.

Para las refinerías de la Costa del Golfo, ya ha sido un dolor de cabeza (“que pega en el bolsillo”) la perdida de suministro tanto de crudos pesados venezolanos y como también los provenientes de México y, más recientemente, de Colombia.

Mucha de la capacidad de conversión profunda, en las refinerías, esta parada u operando a baja carga, lo que se traduce en ineficiencia y, por ende, en mayores costos de refinación por barril procesado.

Queda claro que los refinadores de esa región, tienen una preferencia por dieta mayor de crudos pesados (16 – 20 API), aun con hasta 2.5% de azufre, lo cual mejora sus economías y que, una reducción en el volumen de crudo pesado, deficitario que están recibiendo, incidirá negativamente en sus márgenes de refinación,  es decir, en su ganancia neta.

Es obvio que los refinadores, en la práctica, no se plantean una situación extrema que sería cero crudo pesado, pero en sus simulaciones sí parecen estar considerando cero crudo pesado venezolano, para evaluar impactos que de seguro, causará una pérdida importante en su nivel de procesamiento.

Además debemos tener claro que esos crudos, no son reemplazables a corto plazo, tanto por gravedad API como por su volumen. Tal vez solo serían reemplazables por una mayor importación de extra pesados de Canadá, no disponibles al momento, o aumentando la importación desde Brasil, considerando un mayor costo, todo esto, mientras esperan el aumento de la producción de crudo Maya (17 API) de México y/o crudo Castilla (18 API) de Colombia, o tal vez, la normalización del suministro proveniente de Venezuela que vendría con el cambio del modelo político de gobierno.

Hemos escuchado algunas opiniones que consideran que el volumen de suministro de Venezuela puede ser reemplazado por el crudo de la reserva estratégica de los Estados Unidos que el presidente Donald Trump ha decidido poner en venta. Pues bien, aunque volumétricamente eso puede ser factible, no lo es desde el punto de vista del tipo de crudo, ya que la reserva estratégica es, principalmente, crudo liviano superior a 32 API, de modo que no se trata de un reemplazo adecuado para estas refinerías, aun siendo un crudo de gran calidad.

En resumen, aun cuando a los refinadores de la Costa del Golfo no les conviene, comercialmente hablando, suspender el recibo de crudos pesado de Venezuela (Merey16), todo parece indicar que están haciendo su ejercicio técnico- operacional para afrontar la contingencia.

En todo caso, de concretarse ésta sanción, también veremos cambios en el mercado internacional donde el crudo pesado venezolano será recibido para mezclas, obviamente con un sacrificio en el precio que reducirá los ingresos para Venezuela y mayores costos en fletes para equiparar los precios de los crudos que se desplazarían.

Ciertamente para Venezuela sería letal esta decisión, una catástrofe, al menos, a corto plazo, mientras el mercado hace los ajustes. Por otro lado, además del costo comercial para refinadores del Golfo de México y un posible pequeño aumento en el precio de la gasolina local, a corto plazo, el costo político para los Estados Unidos sería alto, al despertar y favorecer la incesante retórica “anti imperialista”.

Además debemos considerar que quizás, en 45 o 60 días, la mayor parte del volumen cesante de crudo pesado venezolano a los Estados Unidos podría encontrar, como mencionamos, destinos y mercados, que aunque menos lucrativos que el estadounidense, lo recibirán vía mezclas.

Finalmente, también queremos reiterar nuestra opinión sobre este tema, ya que si lo evaluamos vis a vis con un posible cese de la venta de gasolina, diésel, nafta y otros subproductos de refinación, desde estas refinerías y que Venezuela compra en base continua, para completar sus requerimientos, consideramos que esto sería de mayor impacto para el régimen forajido de Venezuela y con menor repercusión política para los Estados Unidos.

En este sentido, resultaría muy complicado para el régimen venezolano encontrar ese suministro de productos y subproductos en el mercado, quizás lo podrían hacer en mercados lejanos (Rotterdam, Rusia, India, Irán, etc.), lo cual tendría un alto impacto en el precio de compra, costos de flete y tiempos de viaje. Además, tendría un alto costo político para el régimen venezolano que, de manera constante y altisonante, repite que tiene las mayores reservas de crudo del planeta y a PDVSA, una de las empresas más sólidas y eficientes del mundo. Tendría que explicar porque en estas condiciones:

· Venezuela importa, en base continua, gasolina y diésel, nafta pesada, MTBE y alquilatos (estos últimos tres subproductos para la manufactura de gasolina en Venezuela y la nafta también para diluir sus crudos extrapesados, para exportar Merey 16).

· Venezuela tiene el 40% de su capacidad operativa de refinación nacional (1 millón 300 mil barriles diarios, incluyendo Curazao), paralizada por ausencia de mantenimiento programado y correctivo, fallas continuas, constantes incidentes operacionales y falta en el suministro de crudo)

· Venezuela importa gasolina y diésel, para mantener el contrabando de esos productos (“negocio” lucrativo manejado por militares corruptos) y el suministro a Cuba y Petrocaribe. Es decir porque paga a precios internacionales, por un determinado volumen de esos productos, para sostener la corrupción y para regalarlo a cambio de apoyo político.

Sería cuesta arriba, culpar al “imperio” de “malvado y perverso”, sin tener que reconocer su fracaso inexcusable y una mentira mantenida por años.

Sin duda, un tema bastante más complejo de lo que hemos expuesto y de lo que mucha gente considera, con incontables aristas y consecuencias.

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