En Venezuela, ¡no hay gasolina! En estas horas se ven inmensas filas en los surtidores. Otros, cerrados. En la calle, cerca de un vehículo accidentado, deambula un cartelón: “Enfermarse es morir”.
Mientras, los tres temas que Trump puso sobre la mesa en la ONU, que está decidido a resolver, son Corea del Norte, Irán y Venezuela. Petrochina cerró su apoyo financiero al régimen chavista; Canadá sancionó a Maduro y a 39 jerarcas; y se mantiene la posibilidad de un embargo petrolero por parte de Estados Unidos y las sanciones de la Unión Europea. Dicho esto, Trump, Merkel y Macron están jugando fuerte.
En Nueva York, líderes latinoamericanos que cenaron con Trump insistieron en una transición pacífica y se opusieron a sanciones económicas que profundizarían una crisis humanitaria que ha provocado la huida de decenas de miles de personas a países de la región.
En Santo Domingo, el “diálogo” quedó en stand by. Y un pedazo de la oposición se sentará a negociar. Si ratifican la Asamblea Constituyente, que arropa con suprapoderes a la tiranía, veremos que al presidente lo elegirán en 2018 las Juntas Comunales, ante la mirada atónita del liderazgo mundial.
Comparto lo expresado por The Economist de esta semana: “Se ha subestimado (en Maduro) la determinación de mantenerse en el poder a expensas de destruir el país”.
Y es que no es fácil. Estar en manos del régimen cubano es estar en una telaraña de la escuela de la Stasi donde manipular la psiquis del adversario constituye el arma letal.
La patilla
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